viernes, 7 de octubre de 2011

sobre Batu

Leía esta mañana la entrevista con Tute que publicaba Entrecómics en su imprescindible Semana del Mamut, y me he acordado de un texto que escribí cuando apareció su libro y que quedó, por razones ignotas, inédito (o eso creo, que tengo la cabeza como la tengo y en fin). Lo dejo a continuación tal cual lo escribí, que viene al caso.


Batu: Las alegrías pequeñas.

Batu, Bautista, es un niño de melena naranja que tiene esa edad indeterminada que tienen los niños en los tebeos: la misma edad de Calvin, de Mafalda o de Charlie Brown. La misma que debe tener Enriqueta, la niña creada por Liniers que comparte con él espacio diario en el periódico argentino La Nación.

Este libro, editado con su cuidado habitual por Bang dentro de su división infantil, Mamut, aparece con un esperanzador número uno en el lomo, y recoge 91 entregas de las peripecias del niño que da nombre a la serie, Batu. 91 medias páginas que beben de las peripecias que vivieron los demás niños citados (hay mucho, sobre todo, de Quino), pero cargadas también de una particular sensibilidad poética que las acerca más, quizá, a la imaginación infantil, y las dota de una frescura especial: es imposible no sonreír después de leer cualquiera de ellas.

Tute, el autor, responde al nombre de Juan Matías Loiseau y nació en Buenos Aires en 1974. Más que historietista, él se declara humorista gráfico, y publica en el diario La Nación, además de Batu, una serie que titula como su propia firma, Tute, y que se aleja de los mundos fantásticos de la infancia para adentrarse en el delirio onírico y la pura greguería visual. Además, escribe canciones.

El universo que se describe en Batu es uno de cosas pequeñas y sueños grandísimos. El niño protagonista y su perro azul, Tútum, acompañados por el inefable Boris, pragmático compañero de juegos, descubrirán la luna y explorarán las profundidades abisales de un océano que cabe todo él en la bañera. Construirán un barco pirata con el que surcar los siete mares con una caja y cuatro rueditas, o bien con un globo y un cesto ascenderán hasta donde las nubes ocultan el cielo para buscar a la abuela que no aparece, y a la vuelta harán una colecta para, en una tienda de antigüedades, intentar comprar otra.

El universo de Batu es de colores vivos, y del universo de Tute se puede tener noticia en la red en dos sitios: aquí o acá. (Para leer una entrevista con él, aquí.)




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