sábado, 5 de febrero de 2011

breviario de antes de cenar

Los días pasan sin que uno sea consciente, es otra vez sábado, o no, casi domingo, el lunes está ahí mismo y las cortinas siguen sin colgarse, y hay una lámpara que todavía hay que instalar, y me he comprado un tablero de corcho para poner en la pared, aquí delante, como quise siempre: para ir pinchando cosas (notas, dibujos, fotografías, noticias)... que también está ahí, apoyado contra la pared y a la espera. Y en toda la casa no hay ni un martillo, ni un clavo... solamente un destornillador pequeño que utilizo para abrir los frascos grandes de pepinillos que me gusta tener para comerlos a bocados con una cerveza bien fría y para trocearlos y alegrar las ensaladas.

Me falta tiempo para explorar más despacio: el mercado de al lado, dónde venden la mejor carne, dónde encontrar quesos ricos, una pescadería razonable por si un poco de salmón un día, qué sé yo... Pero todo se andará.

Y acabo de empezar con la nueva novela de Murakami (1Q84, ya saben): muchas páginas, buenos primeros capítulos. Ese ritmo lento, esa manera suave de ir presentando personajes y ambientes... me tiene ganado desde las primeras frases.


Buenas noches. No se dejen engañar: mañana brillará el sol.

1 comentario:

Francisco J. Ortiz dijo...

Qué ganas le tengo a la de Murakami... A ver si termino con otras cosas pendientes y con compromisos laborales, y me pongo.