martes, 2 de noviembre de 2010

47


Ah, bueno. Termina el Día de Difuntos, que también es el de mi cumpleaños y ha sido de mucho trajín: que si medir para unas cortinas, que si comer en un oriental, que si mirar unos muebles, que si contestar un porrón de mensajes de felicitación en facebook, como un adolescente. Y así, a correpronto y vuelapluma, se me ocurre que tengo ya una montaña de años y aquí sigo, con mi camiseta de Batman y trabajando codo con codo con muchachas que nacieron cuando yo había terminado ya la mili y con las que me llevo tan bien. Se me ocurre que lo que cuenta es la actitud, y que de mi crisis de los 30 ni me enteré, y la de los 40 se ha limitado a un par de latigazos de lumbago (que duele un huevo, por cierto: nada de bromas). Se me ocurre que al final cuenta lo que cuenta, y qué más da lo demás. Y se me ocurre que hablar de la edad es ya un síntoma de eso mismo, de la edad... y tampoco estamos para eso. Y que, después de tanto tiempo, he llegado hasta donde he llegado, y en cosa de semanas me mudo y qué bien, y en cosa de pocos meses habrá algo más en las librerías con mi nombre en la portada y qué bien también... y que me gusta mi trabajo, y la gente con la que trabajo. Y que no he llevado mala vida... ni, en lo sucesivo, creo que vaya a empeorar, qué carajo.

Y allá vamos.

3 comentarios:

FHNavarro dijo...

Tendré que reservar de mi sueldo de parado una cantidad x para su próximo libro ;)

Un saludo

Anónimo dijo...

Qué bien, un nuevo libro tuyo, yo también reservaré parte de mi mini-sueldo para ello :)

un abrazo!

E

fcnaranjo dijo...

calma, calma... que todo lleva su tiempo

ya aviso yo con tiempo

:-)