viernes, 19 de diciembre de 2008

navideños


Ayer, después del trabajo, un par de cañas en buena compañía para celebrar que I cumplía años: 50, cifra redonda y que da un poco de vértigo. 50 años radiantes y unos cojones como los del caballo de Espartero, por cierto: buena gente, I.

Por lo demás, qué quieren: son días raros, de despedidas y felicitaciones y compras y noches frías, días un poco melancólicos y un mucho frenéticos. Apetecería quedarse en casa hasta después de Reyes, en el sillón y con la mantita de cuadros, con un puñado de películas para ver y buena lectura a mano... pero no, claro. Será que no.

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