lunes, 9 de junio de 2008

de pronto, Comanche


Ha sido un placer volver al Triple 6 con Red Dust, Comanche y los demás. Yo entonces, y hablo de hace muchos años, leía sus aventuras en fragmentos desordenados que iba rescatando en revistas usadas, manoseadas y a veces mutiladas. Uno iba al mercado, a un puestito donde se vendían chuches y novelitas de bolsillo y prensa, y por un precio irrisorio podía cambiar un tebeo o una novela, y tenía todo un taco del que elegir. Y alguna vez uno probaba a llevarse algo que jamás hubiera comprado de nuevo, por mera curiosidad: algún tebeo de niñas o de guerra, por un poner. Y uno leía Mortadelos y Pulgarcitos y Míteks y Spiders y cosas aún más exóticas. (Aquí, en el barrio, me gusta pensar que quizá Santiago Segura compartió el mismo puesto de cambiar tebeos, incluso el mismo taco; como lo frecuentó, a lo mejor, aunque unos años más tarde, el amigo Trashorras... pero esa es otra historia, que dirían por ahí.) En esas revistas de Bruguera pude leer entonces Bernard Prince y Comanche. Troceados, ya digo. Desordenados. En color, en sepia. Y me causaron una impresión extraña: no me parecía que encajaran sus páginas al lado de las de Vázquez o Ibáñez, pero tampoco al lado de El sheriff King o El Corsario de Hierro. Tenían un dibujo del todo ajeno, muy espectacular, muy diferente a cualquier cosa que hubiera visto antes. Y las historias, los personajes... eran otro mundo.

De todo ese material, Comanche fue quizá lo que más me impactó. Posiblemente por su protagonista: no Red Dust, sino la dueña del rancho, esa muchacha fibrosa y morena que da título a la serie y que ni siquiera aparecía en muchos de los capítulos que iba yo rastreando. Estaba fascinado por ella, por su presencia y su enigma: ¿quién es, por qué ese nombre, esos rasgos casi indios, ese cabello negro y ese empeño en vestir como un vaquero?

Pasaron los años, llegó la línea clara, aprendí a reconocer a Hermann, a disfrutar de sus posteriores trabajos. Pude leer, en ediciones de tapa dura (y alguna tapa blanda traicionera), unos cuantos Comanches. Desordenados, por supuesto. Con lagunas inexplicables. Y ahora, Planeta ha tenido a bien editar de manera respetuosa el primer integral dedicado a la serie de Greg y Hermann. Y he podido leer del tirón (bueno, no... pero ustedes me entienden) los cinco primeros álbumes, he recordado un montón de cosas, he descubierto otro montón, he disfrutado como el primer día y sigo en mis trece: ¿quién es Comanche, cuál es su historia?

(No, no hablo del guión: Greg es un maestro y aquí lo demuestra en cada página. Ni hablo de las imágenes de Hermann, un tipo que dibuja feo y lo hace más bonito que nadie, que domina el espacio como poquitos, que inventa en cada plancha. De todo eso se ha hablado mucho y en muchos sitios. Sólo digo que Comanche es un título fundamental, y que es un placer poder gozar de su lectura en condiciones por vez primera en... eso, por vez primera.)

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues hombre, me hago una idea de a lo que se refiere, cuando lo dice, pero no deja de resultar curioso que las aventuras de Bernard Prince le parecieran tan distintas a las del Corsario de Hierro... cuando su trio protagonista, si mal no recuerdo, era puramente victormoriano, por decirlo de alguna manera.

Un saludo.

Anónimo dijo...

Hombre, Alfred, no. Los personajes de Bernard Prince no son blancos como el trío típico del tebeo español. Djinn es un pícaro ladrón, Bernie es un borracho. Hay femme fatales de bikinis imposibles.

Y está ahí Hermann.


RM

Anónimo dijo...

Hombre, ya, Don Rafael... el tono es otro... pero el esquema del trio protagonista, bien mirado, viene a ser el mismo que el que utilizara Victor Mora en sus series de aventuras más recordadas, no me lo negará, con el lider (Bernard Prince/Capitán Trueno), el fortachón (Bernie/Goliath) y el muchachito (Djinn/Crispín).

Que lo cierto es que no había caído en la cuenta de la coincidencia hasta que no he leído el texto de aquí, el amigo Naranjo, pero... ahí está, creo yo, y no deja de ser curioso.

Un saludo.

Anónimo dijo...

Esto...

el esquema ese de, en lo que viene siendo trio victormoriano; es, más mejor dicho, trio miltoncaniffiano

Terry : Crispín
Pat Ryan : Trueno
Big Stoop ( o así, que no recuerdo el nombre ahora): Goliath

Luis de Luis

Jordi Peidro dijo...

También yo rastreé a Comanche por los "Mortadelos" durante muchos años. Incluso soltaba las páginas para encuadernármelos de forma casera.
Hasta que - con el francés de instituto - decidí lanzarme a por sus álbumes originales.
En muchas de sus aventuras - y recuerdo de forma especial "Desierto sin luz" y "Los Sheriffs" - para mí se convierte - con permiso de Blueberry - en la cumbre del género en tebeo.
Un lujazo que las nuevas generaciones puedan tenerlo en buen formato. Una lástima que Hermann abandonara la serie, Rouge no puede aguantar su espléndido ritmo -.