lunes, 11 de febrero de 2008

diálogos


Inexplicablemente, no he hablado aún del Psicosoda de Carlos Vermut. Un libro que recoge diferentes historias cortas aparecidas en distintas cabeceras, y que supone una muestra intrigante de los registros y los intereses que maneja un autor que ha entrado en el medio como un huracán: veloz y voraz, sin más concesiones que su propio criterio.

Vermut dialoga con los géneros: es la mejor manera de explicar su trabajo que se me ocurre. Dialoga con ellos con respeto y con una sana admiración, pero también con el afán de adentrarse en ellos, de manejar sus mecanismos. Y el resultado es chispeante, sorprendente, dinámico. Posee, además, una personalidad gráfica muy acentuada: su trabajo está, suponemos, cuajado de influencias, porque así debe ser y sin mirar a otros uno no puede hacerse con una voz propia, pero casi todas son invisibles. Y es, además, un narrador volcánico que a lo mejor trabaja mucho la preproducción, no lo sé; pero que, en todo caso, sabe esconder las costuras como pocos y consigue un discurso demoledor, sin fisuras, de apariencia improvisada y solidez a prueba de bomba.

Psicosoda es como uno de esos discos que uno no se cansa de escuchar en casa, incluso mientras no se le presta atención. Una colección de historias que ilustran los intereses del autor y nos revuelven el desván de las viejas lecturas. Está, además, muy bien editado por Dibbuks (de nuevo el papel: creo que también aquí hubiera ganado uno mate... pero ya les digo, son manías mías...).

1 comentario:

absence dijo...

Una recopilación buenísima y sorprendente.