domingo, 9 de julio de 2006

Daniel

Fantagraphics ha descubierto el filón de las reediciones, y por ahora va por el buen camino. A Peanuts y Krazy Kat se ha añadido Hank Ketcham y su Dennis, the menace (Daniel el travieso, para nosotros). Y seguirán con el Thimble Theatre que ya compilaron hace años, pero en tapa dura y con sundays y dailies integradas (las primeras, en color): el Popeye de Segar en su esplendor.

Y estos días, después de disfrutar del quinto volumen del Complete Peanuts, estoy leyendo el segundo de Dennis. No hay mucho que decir: Ketcham era un dibujante excelente, fuera de serie. Uno de esos a los que admiran todos los ilustradores con un mínimo de interés por su oficio, y que inexplicablemente pasa desapercibido para los lectores, que suelen quedarse en la anécdota del golfillo rubio y su perro, en el chiste, la peripecia.


El universo de Daniel es la quintaesencia de esos USA de postal que hemos aprendido a amar y de cuya existencia no dejamos de dudar a diario... Están todos los elementos, utilizados con sabiduría, definidos con elegancia, estilizados hasta transformarlos en iconos ya inolvidables. El coche y el drugstore, el baseball, Papá Noel, la rubia, la canguro, la barbacoa, la casa individual con jardín, el tirachinas... Todo lo que alguna vez uno relacionó con los EEUU está. Y nadie lo dibujó nunca mejor.

Las aventuras que Daniel corre y hace correr a la gente de su entorno, mínimas catástrofes cotidianas trufadas de fantasía, de picardía, de ironía, suponen un catecismo del que autores posteriores no se han desviado jamás. Y con razón: está todo en las viñetas exquisitas de Ketcham, todo. (Otro tanto ocurre con Schulz y su Peanuts: obras maestras como Calvin & Hobbes serían inimaginables sin Dennis y Charlie Brown, y es apasionante descubrir las raíces de Waterson, entre otros muchos, en Ketcham y Schulz.)


En cuanto a su vida... es materia para un texto más elaborado. (Alguna vez quise escribir un librito al respecto, pero creo que debería alejarme de lo biográfico, si es que alguna vez me decido. No importa, cuando se habla de Daniel y su universo.) Les dejo aquí arriba una muestra de su trabajo pictórico, que denotaba su amor, además, por determinadas músicas.

2 comentarios:

maria josé dijo...

Me gusta.

Anónimo dijo...

Oh, el Jazz... el Jazz....
Escriba ese libro, señor Naranjo. No nos prive de ese placer.
(yo también soy mujer)