jueves, 16 de marzo de 2006

hablando de joyas...

En un librito, selección de poemas de Luis Alberto de Cuenca, leo esto de aquí abajo:

Viajar a Marte
o al cuarto de la plancha.
Pero contigo.


Una belleza, ¿no les parece?

El libro se titula Su nombre era el de todas las mujeres, y está editado por Renacimiento.

El poema se titula Contigo.

La imagen la firman Dupuy y Berberian...

7 comentarios:

Aura dijo...

Es hermoso. Un poco cansada de leer sobre absurdos nihilismos a casi todos. Se agradece leer algo así.
Buscaré el librito de Luis Alberto de Cuenca. Sus poesías me gustan muchísimo.

Un abrazo.

Anónimo dijo...

Sí que es magnífico.

LAdC es una de las personas más cultas que conozco. Y más sensibles. Y más abiertas a cualquier saber nuevo.

Hace tiempo que, en el blog penitenciario, un babanca se enganchó conmigo poniendo en duda su valía, su elegancia intelectual.

Los babancas están a la orden del día, claro. Pero no se enteran de nada porque corren la carrera con caballo lustroso, pero de cartón.

Los babancas proliferan como hongos en estos tiempos de la adoración a la cultura espuria.

Yo los aguanto con recogimiento y resignación, intentando que mi cara no refleje un hondo desprecio.

Y, sobre todo, alejándome de ellos, por no contagiarme, que dicen que es enfermedad ominosa y de difícil cura.

Cisne Negro dijo...

Es que Luis Alberto es un monstruo. Sin dudarlo es el poeta español contemporáneo que más admiro.

Saludos.

fcnaranjo dijo...

Ah, bien... Me encanta coincidir con ustedes.

(El librito viene a ser una selección de poemas de toda su carrera, Aura. Es ya el segundo de esa índole que le edita Renacimiento. O el segundo de que yo tengo noticia, claro...)

Un saludo.

Anónimo dijo...

Sí, inmenso.

(Ya sabe que, aun así, y sin desmerecer, me sigue pareciendo tremendo lo de:

"Llegó tarde al cine por tu culpa"

o

"Aunque tú no me veas ni me oigas".
---

j. dijo...

La imagen también es bonita. Madurez sin rencor sin nostalgia por el tiempo ido. O eso me sugiere...

Y el Malevich de arriba, tremendo en su silencio. El otro mismo a su lado, la cruz, es una joya de equilibrio.

Un saludo.

Anónimo dijo...

Es grande, y además, sus recitales son vigorosos y entretenidísimos.