sábado, 26 de noviembre de 2005

oriental


Leo en Babelia que se nos avecinan días extremadamente japoneses: a la publicación, por Atalanta, de su versión del muy femenino Genji Monogatari, se unirá en breve Gredos con una traducción del Heike Monogatari, masculino y guerrero, para terminar, se supone que antes de fin de año, con la publicación, por parte de Hiperión, de Kokinshuu, antología imperial lírica y canon de la posterior poesía nipona.

En los textos se permiten dudar, más allá de lo acertado de una u otra traducción de la obra de Murasaki Shikibu (que también, con algún ejemplo sonrojante... de la de Destino, ay), de lo conveniente de partir de traducciones al inglés del texto original. La excusa de que el japonés del siglo XI es poco menos que ilegible hoy día no vale, puesto que hay versiones modernas de la obra a cargo de escritores notables y especialistas y estudiosos. (Luego ya, que unos escojan una traducción de aire decimonónico y otros opten por una más reciente y aseada, añade argumentos a la polémica, claro...)

En cualquier caso, ya lo dije en su momento: en mi casa estarán las dos versiones de Genji Monogatari, como estará, en cuanto que lo vea por ahí, el Heike Monogatari (guerreros samurai, la decadencia de una saga, el espíritu feroz del japón feudal...). Cosas mías, qué quieren...

Además, también en Babelia, la más reciente novela de Kazuo Ishiguro, el de Lo que queda del día: Nunca me abandones, cuyos protagonistas son...clones. O cómo la literatura de afán tradicional, o mainstream, se apropia de elementos característicos de la literatura de género sin que el cielo se caiga... Vivimos tiempos interesantes, sin duda...

Del frío no les hablo hoy... por pereza.