domingo, 20 de noviembre de 2005

de domingos

Domingo ya. O todavía, no sé bien... Este mes está siendo un poco rarito, y los días pasan como sin sentir, y no tiene uno claro nunca si es sábado o martes. Será cosa de la niebla que emboza las mañanas, o será cosa del frío que humedece las aceras.

O será cosa de noviembre, que tiene esa cualidad gris y como de camuflaje, y que transcurre en meandros imprevisibles y se precipita hacia diciembre en un desplomarse de previsiones y de prisas.



Domingo ya, y de buena mañana, con el periódico aún por leer, escucho a Derribos Arias mientras visito a los amigos en la columna de enlaces (ahí mismo, a su derecha en la pantalla) y tecleo después estas líneas.


Les contaría de esta semana que se nos muere hoy. De miserias enigmáticas en el trabajo, de lecturas (ah, Jeffrey Ford me está encantando...), de músicas varias.

O les contaría de la semana próxima, que se avecina intensa y demasiado larga.

Pero, qué quieren... tengo el periódico ahí mismo, sin leer, ya les digo. Y la cama por hacer. Y un libro en el que me apetece seguir ahondando. Y un puñado de tebeos. Y más discos.


Por la ventana se ve un cielo gris, gris, gris... pero no se dejen amilanar: un domingo es un domingo.