jueves, 4 de agosto de 2005

quien tuvo...

No deja de ser curioso que, de los últimos envíos de tebeo de ultramar, Howard Chaykin sea el autor que leo con más satisfacción. Y digo que me llama la atención porque desapareció de escena durante un tiempo, dedicado a sus escarceos televisivos, y durante esos años nadie parecía recordarle. Era una figura de los setenta, de los ochenta. Uno de esos renovadores que un buen día desaparece, y menos mal, porque la mayoría de ellos, si regresan, lo hacen para demostrar que se han quedado anclados diez años atrás...

El señor Chaykin no. Su American Flagg! es, todavía, un hito difícil de superar. Sus cínicas relecturas de figuras míticas como La Sombra y Blackhawk continúan, hoy, levantando ampollas. (Pero, sobre todo, leer esos trabajos es tan excitante, tan revelador ahora como lo fue en el momento de su publicación. Poca gente ha podido, ha sabido, asumir sus hallazgos.)


Y regresó, no hace mucho. Con altibajos, pero por la puerta grande. Como guionista, primero, de la mano de un ayudante y en el sello Vertigo. (Chaykin fue siempre hombre de equipo, de estudio.) Como autor completo (dentro de un orden, no olvidemos de qué mercado hablamos: coloristas, rotulistas...) más adelante, y hasta hoy mismo.



Ahora hemos podido terminar de leer Legend, su colaboración con un envejecido Russ Heath, que ha resultado un fiasco (en buena medida debido a la incapacidad del veterano ilustrador para estar a la altura de un guión inteligentemente camp y quizá demasiado respetuoso con determinadas convenciones). Pudimos disfrutar, también, de su correspondiente Solo, en el que jugó a tocar diferentes géneros e incluso nos regaló un guiño autobiográfico (y autoparódico). Y estamos disfrutando (yo, al menos, lo estoy disfrutando mucho) de City of tomorrow, thriller de ficción científica que recupera sus mejores constantes: descaro, frescura, lencería negra, armas de fuego, un montaje cinematográfico y pirotécnico inimitable y un dominio de los recursos gráficos envidiable. En sus páginas descubrimos que Chaykin está más en sintonía con William Gibson y Elmore Leonard que con Stan Lee y Jack Kirby. Lo cual, sin querer faltar a nadie al respeto, explica que sus tebeos no suenen a ya leído y que tengan, siempre, un aire contemporáneo que ningún otro autor sabe aportar.


(Continúo, por cierto, a la espera de esa edición en tapa dura de su American Flagg!, anunciada para hace ya unos cuantos meses y que no acaba de llegar... y me temo lo peor, ay...)