miércoles, 8 de junio de 2005

una de esas mañanas...

Telarañas en los ojos, cabeza cargada. Y el sol que ya empieza a castigar.

No queda café, hay que hacer. Una pila de cacharros por fregar.

Y ha desaparecido la acera de sombra.

Y uno abre el periódico y se entera de que ha muerto Anne Bancroft. (Aunque no, a mí El graduado no llegó nunca a enamorarme, ya ven... Pero ella sí: esa fuerza, esa belleza amarga.)



(En el campo de lo retro, conviene mencionar aquí, porque me viene ahora a la memoria, que Clarke, el de 2001, escribió hace muchos años un relato titulado El viento del sol. A propósito, claro, de Cosmos I, el velero solar que va a lanzar Rusia uno de estos días.)




El día promete ser eterno.